Editorial 5ta Edic.
Y no hay sanción de ningún tipo, cuando una vez electas, las autoridades no son ni la sombra de lo que dijeron ser o hacen exactamente lo contrario de aquello que ofrecieron. Ni siquiera hay sanción política en las urnas, por que muchas veces los desinformados votantes vuelven a elegir a aquellos que poco o nada han hecho por mejorar la prestación de los servicios que les son obligatorios por función, o proveer infraestructura básica para el desarrollo y el bienestar de la población, particularmente la más pobre de la región, provincia o distrito.
En la campaña que acaba de empezar se escuchan los pregones de los candidatos “orden”, “moralidad”, “trabajo”, “gobierno para los más pobres”, “seguridad”, “capacidad”, “experiencia”, “honestidad”, etc, etc. Y nada nuevo hay bajo el sol. Lo mismo se dijo en las anteriores campañas y en las anteriores a las anteriores y probablemente se seguirán diciendo por siempre. Y, poco ha cambiado. Nuestro Madre de Dios sigue padeciendo, en gran medida, en todo nivel de gobierno, de exactamente lo contrario de lo que se dice en las campañas políticas.
Pero, ¿es esta costumbre de ponernos adjetivos o atribuirnos virtudes que no tenemos patrimonio sólo de la política?. De dónde viene este vicio de adornarnos de bondades con palabras grandilocuentes?.
Vaya uno a saber dónde se origina este defecto nuestro de querer crear con la palabra la virtud que no existe. En la política y en la vida privada, lo que deberían contar son los hechos. Por eso, antes de elegir qué comprar, debemos asegurarnos que el producto sea bueno. No nos conformemos con la mediocridad del servicio que se nos brinda. Si una empresa de transporte (autos) se publicita como “segura”, “limpia” y “puntual” y no es nada de eso, pues simplemente no lo utilicemos. Si una empresa prestadora de servicios educativos se ufana de tener lo “último en tecnología” y no lo tiene, tampoco lo contratemos.
Si un político, dice ser la quinta esencia de la efectividad, capacidad y la decencia, pues simplemente exijamos evidencia de ello antes de entregarle nuestra preferencia. ¿Cómo?. Simple, exploremos sus antecedentes personales, ¿Qué ha logrado en lo profesional? ¿Tiene antecedentes policiales, penales? ¿Tiene deudas sin pagar? ¿Tiene el nivel de formación mínima profesional para el cargo? ¿Hay evidencias de su vocación de servicio? ¿Cuál es su currículo, completito? ¿Tiene un nivel de desarrollo económico personal mínimo que lo excluya de la posibilidad de que esté postulando sólo por el sueldo? ¿Quiénes financian su campaña? ¿Ha ejercido violencia sobre su esposa o hijos? ¿Tiene disponible un perfil psicológico que acredite estabilidad?, etc. Son sólo algunas preguntas que debieran ser bien absueltas. Ténganlo en cuenta.
2 Comments:
Muy buena reflexion, muy interesante sería que llegue a toda la ciudadania de nuestro departamento.
De acuerdo con la apresiación anterior. Ya responderé con mas detalle en otra oprtunidad.
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