Editorial 4ta Edición

Clientelaje político

El clientelismo político es un vicio que probablemente afecte a todos los países. Pero en países como el Perú, es un mal endémico. Este vicio consiste en que las autoridades que se eligen toman decisiones para favorecer a grupos específicos de la comunidad, los cuales votaron por ellos, o los apoyaron en la campaña. De esto último, tenemos hasta el hartazgo en Madre de Dios y en todos los departamentos del país.

Funciona así: un grupo de personas se organiza como activista de un movimiento político, acompañan al candidato en todos sus recorridos, lo adulan, le hacen la corte, invierten dinero también, y, sin exagerar, se inmiscuyen hasta en las vidas privadas. Muchas veces llaman a las radios con sospechosa espontaneidad, opinan extremadamente bien de sus favorecidos y despotrican, muchas veces usando falsas imputaciones o generalizaciones fáciles y de rápida acogida, que no resisten el más mínimo análisis. Algunas veces se autodenominan la voz del pueblo con un desparpajo sorprendente.

Curiosa, y afortunadamente, casi siempre son las mismas personas que se reciclan constantemente de candidato en candidato, sus banderas ideológicas se adecuan rápidamente a sus nuevos intereses y, evidentemente sus simpatías políticas son más inconstantes que el cielo de nuestra selva.

¿Cuál es la motivación de tanto empeño?. Una vez que gane su preferido de turno cobrarán por el esfuerzo. Rápidamente, correrán y exigirán puestos de trabajo, contratos, licitaciones, etc e incluso, dinero en efectivo a manera de cooperación personal con sus necesidades. La presión que pueden ejercer es muy grande y, probablemente, se constituyen en una perturbación permanente para el ganador. Si no son atendidos, rápidamente se pasan al bando opositor, detestan y denuncian por doquier al que antes adulaban.

Esto debe cambiar. La política y la elección política debe dejar de ser una competencia de intereses, el apoyo y participación política debe ser auténtica, el apoyo a los líderes debe ser real y con la convicción ya sea personal, ideológica o en una visión del futuro.

De lo contrario, en las próximas elecciones y en las que las sucedan seguiremos con las mismas pugnas, presiones y más clientelaje político. Pero, para que esto cambie, será muy importante que los candidatos y líderes también lo hagan. El servicio como autoridad política es algo muy noble y de gran responsabilidad. Exige vocación, capacidades, desinterés y abandono de la visión de botín que muchas veces se tiene del gobierno regional o local.

Para las elecciones que vienen, se requiere que aquellas personas con real vocación y desinterés personal se involucren en las campañas, apoyen a algún candidato. Pero apóyenlo por que creen en su propuesta. A los candidatos, sepan discriminar rápidamente el tipo de ayudas. Pongan un cartel en sus oficinas de campaña que diga: “aquí no se tolerará el clientelismo”, “bienvenidos los que realmente creen en nosotros”, etc. Suscriban, TODOS, un acuerdo, para no permitir, entre otras cosas, el clientelismo.

Jorge A. Salhuana Cavides